domingo, 27 de junio de 2021

EL PAPEL DE LA ACADEMIA

 Comentario 28/06/2021

 

EL PAPEL DE LA ACADEMIA

 

Por: Carlos Alberto Mejía C.
Ingeniero Industrial y Administrativo.
https://reflexiones-de-cam.blogspot.com/

 

En diferentes programas de opinión, rectores de distintas ciudades y tipos de centros de educación superior del país, plantean que la academia cumple o puede cumplir un papel importante tanto en la mediación, como en proponer ideas para las soluciones de la grave problemática nacional, especialmente en lo relacionado con los jóvenes y sus sentimientos de desconfianza, desesperanza, miedo, rabia y a la frustración frente a su futuro.

Efectivamente las recientes encuestas de opinión muestran cómo la población joven siente una profunda desconfianza en las instituciones tradicionales (Ejecutivo, Legislativo y Judicial, Contraloría, Fiscalía, Procuraduría, Defensoría, etc.), a diferencia de la credibilidad y la confianza que hoy sí sienten en instituciones tales como las universidades, las redes sociales y la iglesia, por ejemplo. Es increíble ver cómo creen los jóvenes en las propias redes sociales, plagadas, como se sabe, tanto de información real como de desinformación, falsa información, o información sesgada, tendenciosa o malintencionada.

Los jóvenes dicen encontrar en las universidades un espacio donde se les tiene en cuenta, con libertad, sin presiones y sin amenazas a su integridad. Justamente varios de los rectores los avalaron con sus afirmaciones, de disposición al diálogo abierto, la capacidad de escucha y el sentido de solidaridad con los propios jóvenes.

Sin embargo, todavía no existe un plan o programa de propuestas de soluciones concretas, viables y ejecutables en el corto plazo para apoyar la problemática de los jóvenes, especialmente en sus ocupaciones productivas. Dado que, además, no es lo mismo un joven estudiando su carrera técnica, tecnológica o profesional a uno que está sin empleo y desocupado en la calle, ese sí viendo los días correr, los problemas agrandarse, la falta de oportunidades, la angustia por demostrar y demostrarse sus competencias y capacidades prácticas en la vida de trabajo y, lamentablemente, en muchos casos el acecho de la pobreza y la desesperanza. Al respecto, personas vinculadas a la educación han hecho algunas autocríticas a tanta enseñanza académica a los estudiantes de formación universitaria y tan poca formación o habilitación para el trabajo, como lo hace el Sena, por ejemplo, especialmente para estar preparados para momentos de bajo crecimiento económico con caída en el empleo, como el presente.

Los jóvenes reclaman educación, empleo u ocupación productiva, actividades, diversión, recreación y trato digno, como debe ser en toda sociedad. Lamentablemente, el momento no es el mejor para concederles lo que bien merecen. Colombia está atravesando por el peor momento de su historia, donde todo se juntó: pandemia, parálisis de actividades, empresas y empresarios quebrados, débiles o ya cerrados para siempre, condiciones económicas deterioradas en prácticamente todos los sectores de la economía, desempleo alto, informalidad creciente, éxodo venezolano, mercados mundiales con restricciones de importación de mercancías, parálisis de inversión, sectores económicos desplazados por la pandemia (recreación, turismo, hotelería, transporte, etc.), jornadas de protesta pacíficas, como también, las inesperadas violentas, vandálicas y extraordinariamente graves situaciones vistas en el paro nacional, que nadie sabe dónde va a parar.

Ni hablar del estado de las finanzas públicas, dan grima, estamos en una situación que compromete la estabilidad del propio Estado lo cual ha conducido a la disminución en la calificación de riesgo del país. Para colmo de males un gobierno lleno de buena voluntad, pero con muchos desaciertos por falta de oportunidad y con demasiados tropiezos que se le han cruzado en el camino, lo cual lo lleva a no gozar del respeto, la credibilidad y la confianza necesarias por parte de la ciudadanía. En general se puede afirmar que le ha faltado un liderazgo asertivo, más que voluntad para resolver los problemas, que sí ha tenido, en un momento de extrema dificultad, sin embargo, se ha quedado sólo en el acompañamiento político que antes le brindaban los diferentes partidos políticos y sectores de la sociedad.

Si bien este difícil entorno, en mi opinión, hoy las universidades, con todas sus capacidades físicas, económicas, intelectuales y sus centros de investigación y de servicios empresariales, deberían estar al servicio del país, generando ideas, proyectos, apoyos, gestiones, etc., tales que con el resto del esfuerzo del sector privado y del propio gobierno, formaran una verdadera palanca de solución de problemas, especialmente para los jóvenes que sienten la confianza y la aceptación por esas instituciones. Hoy, más que nunca, la colaboración empresas-universidad-estado, tiene un espacio muy grande, es cuando más la necesitamos. Los jóvenes, desocupados o activos, e independientemente de su formación de base, necesitan apoyo de las instituciones de educación superior en el desarrollo práctico de habilidades en materias tales como:

  • Empresarismo, emprendimiento e incubación de empresas.
  • Desarrollo de proyectos.
  • Coworking y coliving.
  • Educación para el trabajo y talleres sobre competencias.
  • Desarrollo de habilidades comerciales, incluido importación y exportación.
  • Desarrollos web y plataformas tecnológicas.
  • Modelos de colaboración empresariales.
  • Cadenas de abastecimiento.
  • Y otras semejantes (como visitas empresariales, pasantías, o empresas nodrizas).

Todo nuestro ánimo para los jóvenes y valga esta reflexión para las entidades académicas.

lunes, 21 de junio de 2021

YA ESTÁ SUCEDIENDO EN CHILE

Comentario 21/06/2021

 

YA ESTÁ SUCEDIENDO EN CHILE

 

Por: Carlos Alberto Mejía C.
Ingeniero Industrial y Administrativo.
https://reflexiones-de-cam.blogspot.com/

 

En la historia reciente de Chile, producto de las protestas iniciadas en octubre de 2019 a lo largo de todo el país, la mayoría de los partidos políticos firmaron un acuerdo para la redacción de una Nueva Constitución Política. El 25 de octubre de 2020 se realizó un plebiscito nacional por el que la ciudadanía debía pronunciarse a favor o en contra de iniciar el proceso de elaboración de una nueva Constitución y el mecanismo por el cual se redactaría, en este caso, una Convención Mixta Constitucional (50 % de legisladores y 50 % de ciudadanos electos) o una Convención Constitucional (100 % de ciudadanos electos).

En este plebiscito, la ciudadanía decidió por una amplia mayoría (78 %) elaborar una nueva Constitución. El órgano seleccionado para su redacción (79 %) fue una Convención Constitucional, la primera con paridad de género del mundo, y cuyos miembros fueron elegidos en las elecciones que se realizaron el 15 y 16 de mayo para seleccionar por voto popular los integrantes de la Convención encargada de redactar una nueva Constitución Política de la República. Una vez redactada, otro plebiscito (a realizarse en 2022) definirá si la Constitución de 1980, la actual Carta Magna heredada de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990), es reemplazada por la nueva carta fundamental.

De acuerdo con los datos del Servicio Electoral, en la inédita doble jornada electoral votaron 6.458.760 personas, sobre un padrón de 14.900.190 electores, lo que indica una participación del 43,35%. La cifra de esta elección es menor a los 7.569.082 de votantes –un 50,9 % del padrón total- que participaron en el plebiscito del 25 de octubre del 2020. ¿Por qué la apatía electoral, se preguntan algunos, después de la efervescencia de las marchas?, ya que el porcentaje de abstención se considera alto ante la importancia de la decisión.

Los candidatos independientes arrasaron en las urnas, resultado que dio un duro golpe a los partidos tradicionales de derecha y de izquierda. Sin embargo, muchos analistas han calificado que los constituyentes elegidos tienen un marcado tinte de izquierda, pero no han sido actores políticos en su gran mayoría. Los 155 constituyentes electos deben escribir en un plazo de 9 meses, prorrogable una vez por tres meses más, la nueva Constitución de Chile. Luego de 60 días de entregada la nueva Carta Magna, se realizará el plebiscito ratificatorio con voto obligatorio. Ahora: ¿Qué está sucediendo en el entretanto de la llegada de la nueva constitución en la economía y la sociedad chilenas?

De acuerdo con Tomás Mosciatti (abogado, 61 años) quien es un analista político de referencia en Chile, un empresario de las comunicaciones, actual director de Radio Bío Bío y uno de los líderes de opinión más influyentes del país, quien, ante la pregunta: “Si llega a ganar el comunismo, siempre ha aflorado la versión de que se van los capitales. ¿Lo ve así?, respondió: (tomado de El Tiempo 6/06/2021)

“Perdona, pero los capitales ya se están yendo. Hoy, en Chile la cantidad de transferencias legales de fondos al exterior es enorme. El interés de los créditos hipotecarios subió, aumentó el riesgo país, pero la principal consecuencia económica que va a tener esto es que con las últimas elecciones se firmó la muerte de las AFP (Administradoras de Fondos de pensiones) y del sistema privado de salud. Y resulta que las AFP son el gran motor de la economía chilena. Los países más pobres no tienen ahorros, pero eso no ocurrió porque en Chile se dio un ahorro que, si bien fue forzoso, llevó a inversiones y, por lo tanto, al crecimiento. El ahorro de las AFP es usado en el sistema productivo y facilitó el crecimiento de los últimos años. Ahora, con el fin de este sistema, el auto que tenía un motor de dos mil centímetros cúbicos ahora tendrá uno de mil. El crecimiento potencial chileno cae inmediatamente. Y, por lo tanto, habrá un apretón económico muy importante y por eso mucha gente está sacando sus fondos, incluyendo gente no rica, que vende su casa y abre cuenta de dólares en el exterior. También está ocurriendo que empresas que pensaban realizar inversiones en Chile no las van a desarrollar”.

Muy reveladoras estas reflexiones que nos llevan a preguntarnos también por lo que ocurrirá en Perú con un Pedro Castillo que tiene como pilares de su gobierno para ese país, entre otros, establecer:

  • Su partido como una organización de la izquierda socialista, marxista, leninista, opositora del libre mercado.
  • Realizar una asamblea constituyente, cambiar la constitución y derrocar el congreso actual (el actual Congreso está conformado con un contenido variopinto de opinión política). Lo que se busca será: ¿atornillarse al poder como otros gobernantes de la izquierda radical en otros países?
  • Nacionalizar los recursos energéticos y las empresas estratégicas.
  • Renegociar todos los tratados de libre comercio con fomento a las Empresas nacionales y al mercado local. Las empresas multinacionales pagarán el 80% de impuestos.
  • Salud y subsidios (educación, etc.) por cuenta del estado a partir de la emisión monetaria. Escuelas públicas orientadas hacia la “liberación” para formar ciudadanos autónomos y revolucionarios.
  • La concentración de medios de comunicación en manos del Estado.

Y en estos términos, ¿qué tan preparada está Colombia para el 2022, frente a los arrebatos populistas de la izquierda radical colombiana, y su pensamiento de la “economía popular socialista”, de tipo marxista- leninista?

lunes, 14 de junio de 2021

LOS BENEFICIOS DE LA ECONOMÍA

 Comentario 15/06/2021

 

LOS BENEFICIOS DE LA ECONOMÍA

 

Por: Carlos Alberto Mejía C.
Ingeniero Industrial y Administrativo.
https://reflexiones-de-cam.blogspot.com/

 

Cuando las necesidades de inversión afloran y los problemas se multiplican, no hay camino distinto que unirse en torno al crecimiento de la economía para salir adelante como país. El tesoro público no es inagotable y no se le puede cargar toda la inversión social insatisfecha durante décadas y multiplicada por la pandemia, necesariamente hay que aumentar las fuentes de ingresos y la mejor manera es hacer que la economía crezca para que haya más recaudo y así disponer de más dinero para costear las soluciones en salud, educación, bienestar social e infraestructura. 

Es una situación difícil de asimilar por estos días aciagos de protesta social con crisis sanitaria y deterioro económico, tres males que pintan una coyuntura bien enrarecida y complicada. Además, el debate electoral del 2022 se ha precipitado, cada grupo de opinión política aprecia y califica los hechos según sus intereses políticos electorales, conduciendo a que la realidad, objetiva por sí misma, sea de un color para unos y de otro, bien diferente, para otros. Esto crea mayor desconcierto y desconfianza en todos los agentes económicos y en la ciudadanía, por supuesto.

Son muchos los problemas que conjuntamente deben enfrentarse como país, con todos sus actores y en todos los frentes, y el único camino cierto es contar con los recursos para financiar las necesidades insatisfechas. Hay dos maneras de hacerlo: por un lado, incrementando los impuestos a los más pudientes para derramarlos en cada uno de los sectores más necesitados, situación que no se logró con la denegada reforma tributaria, ambiciosa sí, pero necesaria, aunque inoportuna por el momento difícil de todos los sectores económicos y de las familias. El otro camino es endeudando al país por encima de sus posibilidades de pago a largo plazo, lo cual ya está sucediendo y ha conducido a las calificadoras de riesgo a dudar de la capacidad del país para recuperar su economía y sus finanzas públicas, con la degradación de su calificación de riesgo, lo cual nos acerca a la condición de país no seguro para los inversionistas nacionales e internacionales.

Sin embargo, hay que actuar pronto para solucionar las principales necesidades y con ello evitar, además, que las ideas populistas germinen sobre las dificultades y lleven al país a una irremediable y mayor polarización, por quedar en discusión el modelo económico, político, social e institucional del país y su estado de derecho. Las consecuencias del Covid-19 y las atenciones sanitarias que demanda la población, sumadas al paro nacional, que lo único que ha logrado es la destrucción del empleo, las empresas y la parálisis de la inversión, hacen que la administración central tenga que cambiar el plan de desarrollo para enfrentar esos asuntos con prioridad y eficacia y salir adelante en las problemáticas, tarea nada sencilla y sí muy desafiante, que nos coge “mal parados”. Si a estos temas inéditos se le suman los tradicionales e inveterados en salud, educación, bienestar social, seguridad nacional e infraestructura, a más de la atención a la diáspora venezolana, entre muchas otras, hacen que crecer la economía sea el único camino para salir adelante sin perder el control de los problemas.

Y la economía solo crece si hay un vuelco general de todos los agentes económicos para que eso suceda, una suerte de gran alianza por el crecimiento, que involucre a los trabajadores, a los empresarios, a los sectores económicos y académicos, y, por supuesto, al Gobierno quien debe poner su grano de arena en disminuir los gastos de funcionamiento ineficientes, tales como eliminar entidades inoficiosas, reducir el gasto público excesivo y atacar la corrupción, cosa que no se ha visto hasta el momento.

Nada sustituye el trabajo duro, el crecimiento y la inversión para que los beneficios de la economía se irradien por todas partes. El peor enemigo de ese logro es la equivocada concepción, recurrente por estos días, de que el Estado puede subsidiar todo lo que la falta de inversión, desarrollo y trabajo no han brindado. Este pensamiento nos lleva como a “esperar que nos llegue del cielo”, como el maná del desierto en la travesía hacia la tierra prometida, lo cual conduce al conformismo, el desplazamiento de la propia responsabilidad por progresar y generar bienestar hacia otros que sí lo generan con su esfuerzo y dedicación, nos conduce, además, hacia un abismo de destrucción de las instituciones, el estado de derecho y de la propiedad privada.

En sentido contrario, como decimos frecuentemente, “la plata no da en los árboles”, hay que construir empresas, inversión, ocupación, confianza y buen gobierno, para que se pueda generar progreso y bienestar para todos. Pero esto es un deber de todos, no sólo de algunos. Hay que hacer crecer la economía para generar empleos formales y aún ocupaciones informales, pagar impuestos e invertir en las necesidades sociales, pero, sobre todo, para que todos los ciudadanos y los empresarios entiendan que el modelo económico debe ser “todos ponen” en la medida de sus capacidades y alejarse del mantra de pedir, pedir y pedir, sin aportar nada a la economía.

En síntesis, no hay beneficios sin hacer esfuerzos, lo otro es confiar en el azar de que algo bueno nos suceda y nos redima de la pobreza, de la desigualdad y de la falta de oportunidades, pero eso no sucederá, sólo el trabajo duro y mancomunado produce beneficios para repartir posteriormente como progreso y bienestar para toda la comunidad, con más y mejores oportunidades. Es impresionante ver cómo países, con menores recursos y posibilidades que las de nuestro país, han rebasado históricamente el progreso de Colombia y se han posicionado como economías modernas y de alto ingreso per cápita, y lo que han hecho es una generar una visión de país conjunta, para soñar un país mejor y construirlo, con trabajo duro, disciplina social, respeto por la ley, la propiedad privada, la iniciativa individual y los derechos de los demás, con instituciones eficientes y gobiernos serios, ¿para qué?, para obtener los beneficios que soñaron.

sábado, 5 de junio de 2021

LA DEMOCRACIA Y EL TOTALITARISMO

 Comentario 07/06/2021

 

LA DEMOCRACIA Y EL TOTALITARISMO

 

Por: Carlos Alberto Mejía C.
Ingeniero Industrial y Administrativo.
https://reflexiones-de-cam.blogspot.com/

 

Los países latinoamericanos han sido amenazados durante muchos años por los anhelos totalitaristas de las izquierdas radicales de corte socialista que se originaron en la revolución comunista de Cuba en los años 60 y siguientes. Desde ese país, donde se enquistó una camarilla de líderes comunistas, se lanzó una ofensiva en todo Centro y Sudamérica para transportar la filosofía totalitaria que los acompaña y que ha sido la causa del retraso manifiesto de ellos mismos y de países como Nicaragua o Venezuela que han querido abrazar esas mismas ideas. Para ello, intentaron de todo: desestabilizar las democracias, tumbar los gobiernos, ejercer subversión con movimientos guerrilleros, fomento a la lucha de clases, reformas para cambiar las estructuras de los Estados democráticos, infiltración en los gobiernos y en las organizaciones públicas, persecución a contrarios ideológicos, etc., etc., etc. Son muchas las cosas que han sucedido, en realidad, durante estos años.

Sin embargo, no son cosa del pasado, siguen sucediendo y las estamos viendo con los actos vandálicos de los últimos días, donde una protesta pacífica y legítima por las condiciones de falta de oportunidad y de pobreza derivadas de la pandemia, los violentos la transformaron en el más desafiante problema de orden público, con el cual se pretende descarrilar la vida democrática, las instituciones, el estado de derecho y los órganos de gobierno, detrás de la agenda política de una izquierda subversiva y radical, apoyada por fuerzas oscuras del exterior de tipo socialista y comunista. Es increíble ver cómo unos pocos violentos ponen en jaque a una sociedad completa, porque no son hechos aislados ni circunstanciales, son acciones programadas, coordinadas, entrenadas, financiadas y ejecutadas en forma certera contra el orden establecido y la ciudadanía inerme. Nunca el caos y la destrucción han sido generadoras de progreso y bienestar, sin embargo, ellos dicen no estar dispuestos a dialogar, sólo negociar, lo que quieren es imponer sus criterios y opiniones según su conveniencia, no importa qué suceda con el resto del país y lo que pase con las finanzas públicas agotadas y exhaustas por la pandemia, el cierre, la parálisis y ahora sin reforma tributaria a la vista.

Están acabando con las actividades comerciales y productivas, con el trabajo vinculado e independiente, el abastecimiento, la movilización, la atención de la salud, los servicios del Estado, las actividades deportivas, científicas y culturales, entre muchas otras más y ni hablar del trato a los policías que cumplen con su deber y mandato. Pero, además acusando al país de persecución a los indefensos manifestantes ante los organismos humanitarios mundiales, que les creen y comen de sus cuentos, porque son correligionarios en el pensamiento extremista. Detrás de esto está de nuevo el socialismo comunista internacional y el narcotráfico que pesca en río revuelto y por eso cofinancia el movimiento. Y hay mucho dinero en juego para pagar el desafío. Así las cosas, ahora habrá que llorar por Colombia también.

¿Y de qué ideas socialistas estamos hablando? De gobiernos únicos, con partidos únicos y con poder centralizado y omnímodo, concentrado en una camarilla privilegiada de gobierno, quienes acumulan todo el poder ejecutivo, legislativo y judicial bajo su dirección y mando, es decir, no hay división real de poderes ni oportunidad de ejercer ninguna oposición. Quien se atreve a ejercerla es claramente reprimido de manera agresiva y en ocasiones violenta, tanto que en esos países algunos prefieren cambiar su lugar de residencia y vivir más bien en el exterior para evitar a toda costa que sus libertades sean limitadas o, por la vía de la exacción o de la expropiación, se afecten sus patrimonios y empresas, sin motivo ni razón distinto a haber tenido éxito en sus vidas y de ser considerados como “responsables” de subvencionar a los demás, según el pensamiento socialista.

Pero esto es sólo el comienzo, se suman a esos hechos la falta de libertad de prensa, el dirigismo del Estado en toda la economía y en muchas ocasiones la extinción de la propiedad sobre bienes y haberes o la persecución de los negocios privados, hasta que desaparece la iniciativa privada y surge la injerencia estatal en todas las actividades productivas y en los servicios que se vuelven altamente ineficientes porque el Estado no es un buen administrador por la corrupción y las presiones e intereses políticos y politiqueros. Los beneficios son para la clase dirigente, no para todos los trabajadores y el resto de la población, quienes a partir de ese momento van a sufrir fenómenos de desarraigo por tener opiniones diferentes, de desabastecimiento de bienes o servicios, de corrupción a todo dar para la camarilla gobernante, de concentración y control del gasto público y, por otro lado, de pérdida de libertades individuales y familiares.

En el Estado todopoderoso, que ellos quieren encarnar, dicen que para defender al pueblo hay que distribuir la riqueza y lo que hacen, en realidad, es distribuir más pobreza, al perseguir al empresariado que es quien puede crear riqueza generando empleo, desarrollo, progreso y verdadera distribución de oportunidades con sus actividades productivas, sus inversiones y su liderazgo, a más de su visión empresarial y comunitaria, con beneficios para toda la sociedad, en forma directa o indirecta.

Las lecciones que nos acaba de dar el Ecuador al alejarse de los modelos de izquierda radical y del llamado progresismo de Correa, quien, durante cerca de 12 años, por sí o por sus lacayos, quiso imponer sus criterios regresivos a la sociedad y al empresariado ecuatoriano, son una prueba cierta de cómo una comunidad reacciona y quiere alejarse de ese mal llamado socialismo, el que, en la práctica, suele convertirse en un totalitarismo.

Desafortunadamente, las circunstancias mundiales y locales, fuertemente deterioradas por los graves fenómenos ocasionados por el Covid 19, no nos pueden llevar a pensar que hay que cambiar el modelo económico, político y social que nos rige, desde la constitución del 91. El deterioro económico y social ocasionado por la pandemia se ha ensañado con todo tipo de países desarrollados y en vías de desarrollo, lo que hay que combatir es la pandemia, no el modelo de país. Superada la pandemia por la “inmunidad del rebaño” se podrá restablecer plenamente la economía y las actividades productivas y ciudadanas y con esto se retomarán unas nuevas fuentes de oportunidad.

Es muy duro lo que estamos atravesando, y particularmente quedarán muchas familias en condición vulnerable y muy debilitadas las finanzas públicas nacionales, departamentales y locales por los menores recaudos de impuestos y contribuciones y por el esfuerzo de apoyar a la población y a las empresas con subsidios y auxilios de diversas naturalezas, en los casos más apremiantes. Sin embargo, no es el totalitarismo el que nos ayudará a superar, en el tiempo, las secuelas que la pandemia nos dejará. Por el contrario, un Estado democrático donde conviven la iniciativa privada con la estatal, nos generará muchas más oportunidades.

ECONOMÍA RESILIENTE Y MAL GOBIERNO

  Comentario 07/07/2025   ECONOMÍA RESILIENTE Y MAL GOBIERNO   Por: Carlos Alberto Mejía C. Ingeniero Industrial y Administrativo. ...