martes, 31 de mayo de 2022

LA NUEVA CLASE POLÍTICA

 Comentario 31/05/2022

 

LA NUEVA CLASE POLÍTICA

 

Por: Carlos Alberto Mejía C.
Ingeniero Industrial y Administrativo.
https://reflexiones-de-cam.blogspot.com/

 

La campaña electoral por la presidencia de la República en la cual estamos comprometidos, concluidas las etapas de consultas y primera vuelta, nos proyectan a una segunda vuelta, conocida también como el ballotage, donde se definirá quién de los candidatos, Rodolfo Hernández o Gustavo Petro, tomará la banda presidencial el próximo 7 de agosto.

La realidad es que estamos ante dos modelos de país:

Rodolfo, ingeniero de profesión y exalcalde de Bucaramanga, como candidato independiente, es una persona demócrata, respetuosa de la constitución y las instituciones, defensora de la iniciativa, la propiedad privada y la libre empresa, si bien tiene claro que el rol del Estado es propender por el bien común, especialmente para los menos favorecidos, a través de la educación, la salud, la vivienda, la generación de empleo y de bienestar para los miembros de la comunidad. Sin embargo, su espíritu es desafiante frente a la clase política tradicional, las maquinarias, el clientelismo y la corrupción, a quienes censura acremente por haber conducido al país a sus niveles de inequidad.  Su carácter es tan independiente que afirma estar dispuesto a recibir apoyos para la segunda vuelta, vengan de donde vengan, pero sin la contraprestación de establecer acuerdos políticos, programáticos o burocráticos con ningún partido tradicional o movimiento político. Han tratado de clasificarlo como populista, pero esta afirmación es más de campañas contra él, puesto que, en realidad, él no le ha presentado al país un programa de gobierno detallado y por lo tanto nada ha prometido, salvo acabar con la “robadera” (corrupción), como la llama. Prácticamente afirma que, si no hay corrupción, habrá recursos suficientes para resolver los problemas sociales del país. Se ha referido al acatamiento de los acuerdos de paz y a explorar nuevos horizontes en los tratados de libre comercio. Su lema es: “lo concreto motiva y lo simple es lo poderoso”. En sí mismo, Rodolfo es tan singular que constituye una nueva clase política, salido de todos los cánones de lo tradicional, aún en su manera de hacer política, sin “plaza” pública ni discursos.

Petro, economista de profesión, exalcalde de Bogotá, por el contrario, es el clásico populista, que promete lo que no se puede cumplir, especialmente a los más vulnerables, sin consideración a cómo va a financiar sus programas de gobierno y con ideas tan absurdas como acabar con la economía petrolera y minera, apropiarse del flujo de caja de las pensiones privadas, realizar una reforma tributaria para los 4.000 más adinerados para recaudar 55 billones de pesos, la revisión de los tratados de libre comercio para, supuestamente, proteger la industria nacional, el empleo por cuenta del estado para todo quien no lo tenga, pensiones garantizadas para los más pobres y un amplio surtido de subsidios. Además, la más dura estatización de los temas económicos y la más incisiva intervención en la economía privada, para realizar una supuesta “democratización” de la riqueza, por un lado, o el llamado “perdón social”, por el otro, donde quiere borrar los pecados de corruptos y subversivos. El programa de Petro ha creado gran preocupación en los medios empresariales e inversionistas y en los organismos y gobiernos internacionales democráticos. De hecho, cálculos de alguno de los candidatos opositores en la contienda presidencial indican que se requiere el doble de recaudos por impuestos para atender las ofertas del programa de Petro, imposible de realizar. Puro y llano populismo, cautivador de incautos y esperanzados ciudadanos en busca de una redención milagrosa de su situación de carencia.

Ahora, independientemente del resultado final, esta campaña dejará como resultado la existencia de una nueva clase política alejada del llamado “establecimiento”, donde han convivido los políticos y sus partidos de derecha o de izquierda en los últimos años, incluido el propio Petro que ha tenido actividad municipal y ha sido alcalde- con muchas contradicciones en su gobierno-, representante y senador desde 1980, fuera de su actividad guerrillera en el M-19.

Lo curioso es que ahora la contienda esta jugada entre dos candidatos que dicen defender el cambio y rechazar el establecimiento: ¿Cuál cambio?: el de Petro es claro por lo irrealizable y populista, lo cual lo hace inconveniente y peligroso para el país al afectar la democracia y sus instituciones, la propiedad y la iniciativa privadas.  El de Hernández, aún difuso, pero bien intencionado, también puede llegar a ser populista, aún hay mucha tela para cortar en los próximos días, antes de la segunda vuelta el 19 de junio, y luego en su eventual gobierno, si bien, al no querer rodearse de la clase política tradicional, por lo menos no se vuelve burocrático y clientelista.

De nuevo, continuaremos con un escenario de radicalización de la polarización entre los ciudadanos, la cual ya estaba gravemente arraigada, desde el proceso de paz de Santos, pero ahora, con seguridad, se volverá más espinosa. Esta campaña ha despertado sentimientos muy negativos como el miedo, el odio, la prevención, la incredulidad, la apatía, la revancha, la pérdida de confianza en las instituciones, en los partidos o en los candidatos, o, en todos a una. Nada bueno se puede esperar de estos negativos sentimientos para la concordia y la armonía necesarias para un buen gobierno, conciliador, integrador y con mandato nacional, no sólo de partido, grupo político o de candidato. Técnicamente la gobernabilidad del país se pone en juego.

Si, al momento de la elección del nuevo presidente, se desconoce su nombramiento, sería una situación que puede conducir a violencia y dificultades para gobernar, ahondando las rencillas ciudadanas o partidistas, las cuales pueden terminar en no se sabe dónde. Desafortunadamente, desde la campaña de Petro, se ha afirmado que, si no ganan, van a desconocer las elecciones, creando mayor desconfianza y crispación en la ciudadanía. Verdadero temor. Esperemos que el país suavice sus sentimientos negativos causados por la elección y para la segunda vuelta haya un mejor entendimiento, tranquilidad de espíritu y conducta sosegada, para sobrellevar el duro escenario que nos tocará atravesar.

No son fáciles los momentos por los que atraviesa la economía mundial, tanto en lo económico como en lo político. En lo económico podemos estar al frente de una recesión generalizada, dada la alta inflación y los problemas de abastecimiento y crecimiento en toda la geografía mundial. Y, en lo político, las divisiones a todo nivel ocasionadas por la guerra en Ucrania-Rusia, las cuales están atentando contra la estabilidad mundial, el globalismo y el multilateralismo. ¿Para dónde vamos?, nadie lo sabe, pero es mejor que la circunstancia política de la elección presidencial de Colombia nos aclare el panorama y no nos lo oscurezca mucho más.

domingo, 22 de mayo de 2022

EL CASO CHILENO

 Comentario 23/05/2022

 

EL CASO CHILENO

 

Por: Carlos Alberto Mejía C.
Ingeniero Industrial y Administrativo.
https://reflexiones-de-cam.blogspot.com/

 

La respuesta del pueblo chileno a las protestas sociales acontecidas en el 2019, demandando más equidad, más dignidad y mejores condiciones de vida, fue la citación de una asamblea constituyente quien sería la responsable de redactar una nueva carta política que cumpliera con dichos objetivos.

A la carta magna anterior, redactada durante la dictadura del General Augusto Pinochet, se le tildaba de neoliberal, favorecedora de los empresarios privados y con poco contenido social en favor del pueblo chileno. Ya se conoce el borrador de este nuevo acuerdo social, el cual debe ser refrendado el 4 de septiembre próximo en un plebiscito citado para tal fin. De no aprobarse esta nueva carta quedaría en vigencia la anterior.

El postulado central de la nueva carta es volver a Chile un “Estado social de Derecho” donde se reconozcan, a cargo del Estado, la ampliación de los derechos sociales fundamentales. La nueva constitución consagra, además, a Chile como un Estado plurinacional -no unitario, como indica, por ejemplo, la Constitución Colombiana-, para volverlo un país con fuertes autonomías regionales, en la práctica un esquema de regiones, en consideración a las diferencias étnicas y culturales singulares, de varios de sus territorios.

El borrador también pone fin a la privatización de los servicios básicos para que sea el Estado quien los atienda, dice acabar con el “mercado” del agua, disponer de un sistema universal de salud, y fortalecer la educación pública, laica y gratuita en todos los niveles. Se habla también de la corresponsabilidad de género, la protección del medio ambiente y los derechos de los pueblos indígenas. Además, se modifica el Senado de la República por una discutida, cuestionada y llena de interrogantes Cámara de Regiones, la independencia del banco central, entre otros temas. Todo lo cual parecería, a simple vista, un conveniente nuevo acuerdo social para el contexto actual.

Estos esquemas, de contundente corte social y estatización radical, mediante la reversa de la privatización que la constitución anterior había consagrado ampliando la influencia del Estado en la economía, significan un cambio profundo del modelo económico, político y social imperante en Chile, país que había demostrado al mundo un gran progreso económico, cultural, de inserción en la economía mundial mediante los tratados de libre comercio y con gran apertura a la inversión extranjera, todo lo cual produjo un enorme desarrollo económico y social, los cuales, si bien no solucionaron la desigualdad, son considerado como de primer orden en Latinoamérica. De hecho, es modelo era admirado como digno de seguir por sus logros y realizaciones.

La realidad de Chile hoy es bien diferente, con la elección de Gabriel Boric, de convicciones estatistas y totalitarias, después de haber sido promotor de los desórdenes sociales del año 2019 en primera línea, a poco andar en su gobierno, ya tiene un marcado descontento social (sólo 24% de favorabilidad) y ahora se enfrenta a un fuerte rechazo de la nueva constitución por la ciudadanía chilena, según las recientes encuestas de opinión.

En efecto, según la encuesta Pulso Ciudadano, se concluyó que el 42.7% de la población votará en contra de la nueva carta magna y que sólo el 27.8% votará a favor. Para citar una evidencia de este rechazo, el partido Republicano ha afirmado, al expresar su inconformidad: “El texto es una mala propuesta de Constitución y sus disposiciones le harán un daño irreparable al país. La Convención fracasó en su misión de redactar una nueva constitución que represente a los chilenos y que establezca las bases del desarrollo”. (EL TIEMPO, miércoles 18 de mayo de 2022).

Es grave lo que está pasando en Chile, pues llena de incertidumbre su futuro, máxime al ver que han salido del país fuertes sumas de dinero, estimadas en cerca  de US 20.000 millones de dólares, para buscar protección ante las embestidas totalitarias y estatistas de la nueva constitución y el ataque a la iniciativa privada, como sucede hoy con los fondos de pensiones privados, sometido a retiros anticipados ( que se volvieran consumo e inflación) y con un fuerte cuestionamiento, lo cual dejará a los ciudadanos chilenos en más precaria situación frente al horizonte pensional. Así mismo, la reacción desde el exterior, por parte de banqueros, inversionistas y comerciantes que tienen relaciones con Chile es de tremenda expectativa y con mirada de desconfianza sobre su futuro. De hecho, hay fuertes indicios de un deterioro marcado en la economía de ese país y con tendencia a empeorar. Todo lo contrario de lo que se buscaba.

Las lecciones para Colombia son muchas y diversas, máxime al considerar el programa de gobierno de Gustavo Petro, el cual acompaña los mismos principios de lo que está ocurriendo en Chile, e inclusive quiere establecer un “eje progresista”, según sus propias palabras, con los presidentes Gabriel Boric de Chile, el que se supone futuro presidente de Brasil, Luis Ignacio Lula, y él desde Colombia.

Es suficiente la experiencia chilena como para pensar que, con la elección eventual de Gustavo Petro, estamos al borde de un cambio de modelo económico, político y social, con graves consecuencias y con reversa de difícil realización. Las experiencias estatistas y socialistas en Latinoamérica tienden a perpetuarse en el poder y a ser verdaderamente autocráticas, ni hablar de lo que ha ocurrido en otros países vecinos, dignos de verdadera lástima por el destino y el camino que han tenido que tomar sus pueblos, con éxodos masivos en busca de oportunidades y con sus democracias e instituciones verdaderamente rotas. ¿Hasta cuándo?, nadie lo sabe.

domingo, 15 de mayo de 2022

LOS DEL CENTRO

 Comentario 16/05/2022

 

LOS DEL CENTRO

 

Por: Carlos Alberto Mejía C.
Ingeniero Industrial y Administrativo.
https://reflexiones-de-cam.blogspot.com/

 

En las economías democráticas existen tradicionalmente dos grandes visiones políticas sobre cómo desarrollar los países, hacer crecer las economías y afrontar los problemas sociales para mejorar el bienestar y la equidad. Una visión, la cual siempre se la ha llamado de derecha, propende por el capitalismo democrático (liberalismo económico) como enfoque político, económico y social, visión, según la cual, es el sector privado el llamado a tener el liderazgo económico y mantener la iniciativa privada como el pilar del desarrollo de los mercados, con el apoyo del Estado en lo que es de interés nacional como son los temas de mayor trascendencia, tales como la salud,  la educación, la vivienda, la infraestructura, la seguridad, entre otros, así como también en las relaciones exteriores o en el acompañamiento y atención social a las poblaciones vulnerables. Por supuesto, ante todo se refiere a un Estado democrático, con elecciones populares libres, separación de poderes (ejecutivo, legislativo y judicial) y sujeción a la constitución, a las leyes y a los tratados que nos obliguen internacionalmente.

En el otro extremo, siempre se ha hablado de las corrientes de la izquierda, como aquellas que propenden por la mayor o la total intervención del Estado en la conducción de los asuntos de la economía para superar los problemas de equidad en las oportunidades y en las circunstancias de la pobreza, relegando el papel del sector privado al direccionamiento que el Estado establezca. Este modelo es conocido como el del socialismo, que en algunos casos se desarrolla en escenarios democráticos, bajo la figura de la socialdemocracia movimiento con pensamiento social pero no estatista, pero, en otros casos, se convierten en gobiernos autocráticos, con limitación a las libertades individuales, fuerte intervencionismo estatal en la economía, partidos únicos y hegemonía en el poder, bajo el llamado socialismo de estado. Y, ¿dónde queda el centro?

En la práctica, es difícil saberlo, puesto que no existe una definición única y cada uno que lo plantea parece tener una aproximación diferente, lo que algunos llaman matices. En principio podríamos decir que no es el capitalismo democrático puro o el socialismo de estado puro, es como una mezcla de ambos, lo cual lo hace difícil de entender. De hecho, algunos autores dicen que “el centro no existe” y quien trata de ir por el centro, no logra ni lo mejor de un modelo ni lo mejor del otro y posiblemente se queda en el peor de los mundos. Se dice entonces, que el centro propende por “tanto Estado como se requiera, pero tanta libertad de mercados como sea posible”. Equilibrio difícil de lograr pues, generalmente, se es lo uno o lo otro, pero no los dos a la vez, la casuística del caso a caso para gobernar es un horror, a veces sí y a veces no, ¿entonces?

Es claro que, para las elecciones presidenciales del 2022, estamos al frente de tres grandes corrientes de opinión. Por un lado, los partidos con orientación de defensa de las libertades y de la iniciativa privada, representados por colectividades como el Centro Democrático, Cambio Radical, el partido Conservador, el partido Liberal, para citar los más representativos y genéricamente denominados como la derecha o la centroderecha. En el otro extremo se aglutinan, alrededor de la Colombia Humana de Petro, la antigua Unión Patriótica, el Polo Democrático, los Verdes y el partido Comunista, con apoyos como el EPL y los comunes (FARC) y con los dos adeptos “nuevos” que llegan allí después de estar en todo tipo de corrientes políticas, Roy Barreras y Armando Benedetti, son veletas que “giran” con el viento.

¿Y dónde queda el centro en Colombia? Pues bien, por algún motivo, en el país varios movimientos y precandidatos han hablado del centro como su visión y su posición política, para afrontar las nuevas elecciones. El llamado Centro Esperanza, por ejemplo, conformado por figuras tales como Humberto de la Calle, Sergio Fajardo, Angélica Lozano, Angela Robledo, Jorge Robledo, Juan Fernando Cristo, Juan Manuel Galán, Iván Marulanda y otros. Curiosamente, de entrada, todos parecen estar de acuerdo en el llamado centro, pero ninguno acierta decir qué es o en qué consiste o cómo se diferencia de los partidos de la derecha o de la izquierda, partidos estos últimos que son tratados por los del centro como males para la sociedad.  Pues bien, las diferencias ideológicas e históricas entre los miembros de ese grupo autollamado de Centro han sido marcadas y muchos de ellos se han comportado a través de los años como grandes oponentes entre sí. Pero, la política es dinámica, según afirman los propios políticos para justificarse. Algo no sorprendente es que el Centro Esperanza en Colombia se ha ido diluyendo y poco a poco desaparecerá de esta contienda política. El tal vez sí, tal vez no o sólo tal vez no ha convencido.

Aunque las elecciones del 29 de mayo ya están cerca, se haría un gran bien al electorado, por parte de todos los candidatos a la presidencia, diferenciar cuál es la ideología que ellos quieren representar y cómo se contrasta con las demás corrientes, además por qué es mejor o más conveniente para el país, con la sustentación de sus programas de gobierno. Pero, como siempre, lo más importante no es sólo que lo expongan con claridad, es que indiquen cómo lo van a lograr y qué efectos va a producir en el progreso, el bienestar y en las condiciones de paz, seguridad y convivencia de la nación. Los graves problemas socioeconómicos del país requieren una visión clara sobre cómo y dónde se quiere llegar, qué soluciones se van a implementar y cómo se van a financiar. Este no es un asunto de coaliciones y grupos políticos solamente, es un asunto de convicciones, programas y proyectos puestos en acción.

lunes, 9 de mayo de 2022

¿PROGRESISMO O CONTINUISMO?

 Comentario 09/05/2022

 

¿PROGRESISMO O CONTINUISMO?

 

Por: Carlos Alberto Mejía C.
Ingeniero Industrial y Administrativo.
https://reflexiones-de-cam.blogspot.com/

 

Inexorablemente los días pasan y nos acercamos al momento de la verdad con la primera vuelta presidencial el 29 de mayo, donde saldrán elegidos los dos candidatos y sus respectivos nominados a la vicepresidencia que pasarán a la segunda vuelta, para definir el 19 de junio quienes ocuparán finalmente los respectivos cargos a partir del 7 de agosto del presente año.

De acuerdo con las evidencias de las recientes encuestas, las tendencias se confirman día a día en el progreso de Fico Gutiérrez y su vice Rodrigo Lara, por el lado de la derecha, tanto como en el estancamiento de Gustavo Petro y su fórmula Francia Márquez, por el lado de la izquierda. Los de centro poco a poco han desaparecido y, como era previsible, se han refundido en los dos extremos, ante la fortaleza de esos movimientos.

Probablemente las cartas ya están echadas, es decir, los programas, las propuestas, los enfoques, las prioridades, dentro de los modelos económicos, políticos y sociales que cada campaña representa, ya están sobre la mesa, y no hay vuelta atrás, aunque en Colombia en materia política siempre hay sorpresas.

En un país fuertemente polarizado entre esas mismas tendencias, de derecha o de izquierda, la confrontación política es más dura, porque no hay punto de encuentro entre esas corrientes de opinión y de acción, y, según la elección del 13 de marzo, con la representación dividida y particionada para el Congreso, entre muchos grupos, ninguno de ellos con mayorías decisorias, se avecina un período de gobierno negociado con los congresistas de los diferentes movimientos, para buscar las mayorías que permitan avanzar en los proyectos e iniciativas que se presenten al Congreso, para el grupo que sea elegido al primer cargo ejecutivo oficial del país.

Para las presidenciales, las diferencias de enfoque y de principios entre esos dos candidatos principales, Petro de la izquierda y Fico de la derecha, son tan abismales que estamos hablando de dos países distintos, con resultados económicos, políticos y sociales muy diferentes. Basémonos en la experiencia para calificarlas.

Para mencionar algunos casos en Latinoamérica, las economías estatistas, centralizadas y autocráticas de izquierda han sido un fracaso en toda la región, basta mirar algunos de los vecinos, como Argentina, Venezuela, Nicaragua o Cuba. Por el contrario, las economías abiertas a la inversión y a la propiedad privada, sin intervencionismo estatal, han generado resultados muy importantes como en Costa Rica, Panamá, la propia Colombia y hasta la llegada de los movimientos socialistas, lo ha sido Chile, como modelo de progreso social y económico.

Los primeros países citados hicieron un cambio de su estructura económica, política y social, desde un estado democrático, con economía y propiedad privadas, y con división de poderes y hay que ver lo mal que les ha ido. Una experiencia que nos debe quedar en la mente.

Los segundos países, por el contrario, han tenido progreso, libertades, inversión pública y privada y democracia, con mejoramiento paulatino de sus niveles de vida y cada vez mejor calidad en sus condiciones de bienestar. Hay problemas por superar y oportunidades por realizar, claro, pero se van logrando progresivamente.

El modelo de Petro, claramente socialista y autocrático, autocalificado como el progresismo, conduce, además, a que los ciudadanos esperen, especialmente los más pobres, el estado de bienestar por cuenta de “los más ricos", a quienes se les impondrán cargas fiscales excesivas para subsidiar a los demás, a través de un gobierno intervencionista en la actividad pública nacional, regional y local y en la privada en todos los sectores de la economía. Pura lucha de clases. Con este enfoque político de subsidios habrá ciudadanos zánganos y otros productivos.

Ni hablar sobre lo que piensa este sector político petrista en relación con los intermediarios del sistema financiero, los conciben como chupasangres y no como factores de desarrollo, sin embargo, los necesitan para que irriguen crédito en todos los sectores de la economía y, además, que paguen grandes impuestos.

Pero los problemas del modelo económico, político y social de Petro no terminan allí, él quiere cerrar la economía, acabar con la economía petrolera, apropiarse de las pensiones privadas, acabar con la independencia del Banco de la República, revisar los Tratados de libre comercio, estatizar los servicios que antes se privatizaron y así sucesivamente, un verdadero caos económico, político y social. Muchos años de retroceso, no de progreso.

En consecuencia, lo que no debe cambiar en la orientación de Colombia es el modelo económico, político y social que ya tenemos, el cual ha imperado desde hace muchos años, buscando, eso sí, superar cada vez más las limitaciones en su desarrollo, con nuevas oportunidades para beneficio de todos y especialmente en favor de los más pobres a partir de su educación y la capacitación para el trabajo, con el apoyo del Estado y con un plan de servicios y cobertura social en salud, vivienda, bienestar, recreación, deporte, pensiones para los más vulnerables sin volverlo un esquema asistencialista y sin crear dependencia de los más pobres por los subsidios, anulando su capacidad y autonomía. Actualmente estos rubros comprometen buena parte del presupuesto nacional.

El crecimiento y el desarrollo económicos les permitirán a todos los ciudadanos capitalizar sus propias oportunidades y favorecer condiciones de mayor equidad. Si a esto se le llama continuismo y es liderado por Fico Gutiérrez, bienvenido.

lunes, 2 de mayo de 2022

LAS PETROPROPUESTAS

 Comentario 02/05/2022

 

LAS PETROPROPUESTAS

 

Por: Carlos Alberto Mejía C.
Ingeniero Industrial y Administrativo.
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En el país hay demasiado temor por un gobierno de Petro, y en algunos ciudadanos hay verdadero pánico. Para referirse al tema, varios articulistas en diferentes medios de opinión, han “copiado” lo que ha sucedido en los países latinoamericanos que han sido gobernados por socialistas, los cuales se han vuelto autocráticos, totalitarios, estatistas y nacionalistas a ultranza, con un profundo daño a las instituciones democráticas, a la economía, a las libertades privadas, a la propiedad individual y a la propia constitución de sus Repúblicas, con camarillas de gobierno y, a veces, total corrupción. Y lo peor, con persecución y cárcel para sus opositores. De allí se derivan muchas de las preocupaciones e inquietudes de los opinadores y de los simples ciudadanos, sobre lo que puede seguir en Colombia en un gobierno de Gustavo Petro.

¿Será que tienen razón? Veamos el porqué. Cuando Petro promete también ideas demagógicas, populistas, totalitarias y autoritarias como las que ha presentado en su campaña (mencionado sólo algunas), así:

  • Cerrar la economía para defender el agro y la industria, eso es volver al proteccionismo y al aislacionismo, fenómenos contrarios al progreso y al crecimiento de las economías, como se ha demostrado en los países que participan de la economía global. Notar, por ejemplo, el enorme desarrollo de los países del sudeste asiático, países los cuales, siendo economías abiertas, han tenido gran progreso, si bien en su historia tuvieron limitaciones como las nuestras
  • Revisar los tratados de libre comercio, es otro gran error, estos tratados nos abren las puertas de otros mercados con los cuales podemos desarrollar complementariedades y afinidades, pueden ser competidores en algunos rubros de comercio, lo cual beneficiará a los consumidores.
  • Intervenir el banco de la república para financiar con sus recursos y emisiones el gasto público “social”, y no sólo el social sino el burocrático también. Las historias se repiten por todo el mundo para hablarnos sobre el hecho de que la emisión y consumo, sin contraprestación en la producción, sólo genera la destructiva inflación, que afecta en mayor medida a los pobres que se quieren favorecer.
  • Intervenir las pensiones privadas, las cuales son un recurso de los particulares como ahorro para su edad de retiro, esto es simple y llanamente expropiación, no importa como lo disfrace. Populista y autoritario, por supuesto.
  • Si bien habla de “democratizar”-ya no usa la palabra expropiar y fue a una notaría a jurar que no lo haría-, pero basta con que suba los impuestos patrimoniales para forzar el proceso de pérdida de la propiedad raíz y, a través del Estado, distribuirla en forma populista y demagógica a los más pobres, creando las retrogradas dependencias de las personas por los subsidios y beneficios que les provee el Estado, los cuales los inducen a acostumbrarse a no producir sino a recibir. Se vuelven zánganos o parásitos para el Estado y la ciudadanía productiva.
  • Aumento de impuestos a los más ricos (en el país sólo hay menos del 2% de ciudadanos que clasifican como ricos) para financiar el gasto social, con lo cual las personas pudientes que hoy tiene su dinero invertido en el país, y hoy pagan impuestos progresivos, pensarán en irse a lugares menos inhóspitos en materia de impuestos.
  • Defensa del medio ambiente con el acuerdo de Escazú, que afecta gravemente la soberanía nacional, porque somete al control de entidades internacionales o de grupos de interés particulares decisiones que sólo deben ser tomadas por el país en la defensa de sus intereses económicos, sus comunidades y sus recursos naturales.
  • Revisar el papel de las fuerzas armadas y de policía, cuyas misiones son institucionales o constitucionales, ¿con qué propósitos y a quién beneficiarán? Los errores que hayan cometido no los desmerecen en sus funciones, si los correctivos son oportunos y eficientes.
  • Estructura de subsidios: su programa de gobierno contempla un total asistencialismo por parte del Estado a los menos favorecidos, cuando las personas lo que necesitan es empleo a partir del crecimiento y el desarrollo económicos. La educación para el trabajo debería ser la mayor prioridad, no los subsidios a troche y moche.
  • Política económica y de estado bajo un esquema totalitario y centralista, con limitación a la economía privada. Según su programa los servicios sociales debe suministrarlos el Estado y los que se privatizaron o son de cobertura privada y pública, deben volver al Estado, por lo tanto, adiós a la salud, la educación, la vivienda o las pensiones privadas, con lo mal administrador que ha resultado ser el Estado, por burocrático y clientelista y por facilitar la corrupción y la politiquería.
  • Quiere acabar con la economía extractivista de los hidrocarburos, e implantar las energías limpias, propósito nominalmente loable. Cómo, cuándo y con cuáles otros recursos se va reponer la dotación actual del país en estos recursos económicos y energéticos, los cuales financian una gran parte del gasto social. Este es un proyecto de transformación para muchos años en todos los países para cumplir también con nuestro compromiso con el cambio climático. Acabar con los proyectos de fracking, es también parte de su enfoque, y con cuáles otras fuentes energéticas compatibles sustituiremos el petróleo y el gas, ya de por sí escasos.
  • Probablemente, en algún momento hablará de nueva constitución y de nueva estructura del Estado, ¿asamblea constituyente al estilo chileno? Los problemas del país no están en la constitución del 91, que fue la conclusión de una Asamblea constituyente pluripartidista.
  • Etc., etc.… cada día propone cosas nuevas y más inverosímiles.

Petro no mide las consecuencias de sus contenidos ideológicos y de sus propuestas económicas, políticas o sociales. Éstas sí llevarán a un verdadero despeñadero al país. De allí a pasar a ser como Venezuela, Nicaragua, Argentina, etc. hay sólo unos pasitos. ¿Por qué creen que el dinero se está yendo también de Colombia?, como se ha ido de esos países y ahora también de Perú y Chile. Este programa de gobierno genera odios, miedos y resentimientos, los cuales, igualmente, nos conducen por mal camino. Ya hay ejemplos.

ECONOMÍA RESILIENTE Y MAL GOBIERNO

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