sábado, 30 de octubre de 2021

CRECIMIENTO ECONÓMICO Y USO DE RECURSOS

 Comentario 02/11/2021

 

CRECIMIENTO ECONÓMICO Y USO DE RECURSOS

 

Por: Carlos Alberto Mejía C.
Ingeniero Industrial y Administrativo.
https://reflexiones-de-cam.blogspot.com/

 

El crecimiento de la población, de la cual las previsiones ya llegan a proyectar hasta 9,000 millones de habitantes, generan una enorme preocupación a nivel mundial por el uso de los recursos que la tierra nos provee y su agotamiento. El planteamiento es sencillo: si el crecimiento económico necesario para abastecer a esa población demanda los mismos recursos que en proporción estamos consumiendo ahora, no estará lejano el día en que uno o muchos de esos recursos se acaben y que no sea posible sustituirlos, por otros del mismo tipo o por desarrollos tecnológicos que los compensen. Es decir, la provisión de recursos de la tierra se irá agotando cada vez más.

La respuesta parecería ser simple indicando que necesitamos mayor eficiencia en el uso de esos recursos ante el incremento de la población, o sea, usar menor recursos cada vez para consumir lo mismo o más. La evidencia general demuestra que esta relación difícilmente se presenta en muchos campos de las ciencias y de las aplicaciones a condiciones humanas, aunque en algunos otros campos sí se ha logrado, como en el caso de las semillas transgénicas que han permitido mayor producción de alimentos con menos uso de diversos recursos.

Sin embargo, en la generalidad de los casos esto no ha sido posible, salvo que se empleen otros materiales disponibles en la producción o avances tecnológicos muy desarrollados, los cuales se presentan, si bien cada vez más rápido, aún en forma insuficiente para sostener todo el incremento del consumo humano de recursos, debido al crecimiento de la población y a otras restricciones creadas por la desigualdad y la pobreza. Se podría argumentar que es cuestión de reutilizar los recursos ya utilizados (reciclar), pero la tecnología para desacoplar materiales integrados aún es lejana y hasta ahora claramente ineficiente y, en muchos casos, muy costosa.

Simultáneamente, una de las preocupaciones concomitantes en la humanidad es que la producción a partir del uso de los recursos que la tierra nos provee, cada vez le hace más daño al medio ambiente, especialmente por la contaminación del CO2, el deterioro atmosférico, así como el cambio climático.

Ahora, si las poblaciones actuales agotan los recursos de la tierra ¿qué recursos van a usar las poblaciones futuras? Es necesario, por lo tanto, que el crecimiento sucesivo y continuó del PIB (producto interno bruto de los países o crecimiento económico) para atender las necesidades de la población se desarrolle simultáneamente con menor uso de recursos. Ya esto se ha logrado en otros campos como la energía, sustituyendo energías menos calóricas y contaminantes por energías más limpias y calóricas, sin embargo, de alto costo. Aún estamos lejos de que esta solución sea aplicable al uso de todo tipo de recursos de la tierra. No escapa al lector, además, que recursos escasos significan también precios más altos por su uso y disfrute, con otras implicaciones económicas indeseables.

En consecuencia, se requiere que en todos los países:

  1. Se propicie un cambio tecnológico profundo y masivo hacia tecnologías de menor consumo de recursos.
  2. Realizar esfuerzos de política para premiar el menor consumo y sancionar el alto consumo.
  3. Cambios radicales en los patrones de consumo de todo tipo de productos, de bienes y de servicios, de tal manera que se favorezcan los de menor consumo de recursos, es decir, más soluciones eficientes en términos de los productos terminados frente a los insumos utilizados.
  4. Un esfuerzo internacional coordinado para bajar la intensidad de uso de recursos y favorecer la sustitución de unos recursos, rápidamente agotables, por otros, con beneficio en economía de estos.
  5. En forma simultánea con el uso de los recursos, hay que resolver también el problema de los desechos o residuos que el hombre crea continuamente. Problema aún sin una solución completa, eficiente y eficaz, como hemos dicho.
  6. Además, si la población sigue creciendo al ritmo actual, es necesario un gran crecimiento en el consumo de recursos, para poder abastecer sus necesidades, y en algunos países, inclusive, un uso proporcionalmente mayor cada vez de los recursos que ya utilizan.
  7. Además, hay preguntas por resolver que son críticas y complejas en su solución y aplicación:
  • ¿Cuánta reducción es posible en la intensidad de uso de recursos que sea viable tecnológica y económicamente?
  • ¿Qué tan rápido puede hacerse?
  • ¿Podrá hacerse sin perjudicar el crecimiento económico y sin afectar aún más el medio ambiente?

Ninguna de estas preguntas o problemas tienen una solución fácil, cercana, eficiente y completa. Paradójicamente, lo que nos está ocurriendo como civilización humana es que el crecimiento de la población aumenta el consumo de recursos, y, a su vez, ese consumo conduce al crecimiento, tanto como el progreso tecnológico está conduciendo al mayor consumo, es decir, más impactos cada vez. Los líderes políticos, económicos y civiles, lamentablemente, rara vez aceptan lo que nos está pasando por defender el crecimiento económico como el motor de sus decisiones.

Nota: algunas de las ideas de este artículo provienen del libro "PROSPERIDAD SIN CRECIMIENTO" del profesor británico Tim Jackson.

domingo, 24 de octubre de 2021

LA VERDAD VERDADERA

 Comentario 25/10/2021

 

LA VERDAD VERDADERA

 

Por: Carlos Alberto Mejía C.
Ingeniero Industrial y Administrativo.
https://reflexiones-de-cam.blogspot.com/

 

En el marco del Acuerdo Final para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera, suscrito entre el Gobierno de Colombia y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia – Ejército del Pueblo FARC-EP, mediante el Acto Legislativo 01 y el Decreto 588 de 2017, se creó la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, la Convivencia y la No Repetición, como un mecanismo de carácter temporal y extrajudicial, para conocer la verdad de lo ocurrido en el marco del conflicto armado y contribuir al esclarecimiento de las violaciones e infracciones cometidas durante el mismo y, de esta manera, ofrecer una explicación amplia de su complejidad a toda la sociedad.

El Sistema Integral de Verdad, Justicia, Reparación y No Repetición está compuesto por los siguientes mecanismos y medidas: la Jurisdicción Especial para la Paz, la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, la Convivencia y la No Repetición; la Unidad para la Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas en el contexto y debido al conflicto armado; las medidas de reparación integral para la construcción de paz y las garantías de no repetición.

Específicamente al hablar de la Comisión de la Verdad se establece la naturaleza de la Comisión como un ente autónomo e independiente del orden nacional, de rango constitucional, con personería jurídica, con autonomía administrativa, presupuestal y técnica, sujeto a un régimen legal propio, por un período de tres (3) años de duración y con un período adicional previo de seis meses para preparar todo lo necesario para su funcionamiento.

Además, se establece también que la Comisión de la Verdad, será un mecanismo extrajudicial, por tanto, sus actividades no tendrán carácter judicial, ni servirán para la imputación penal ante ninguna autoridad jurisdiccional. La información que reciba o produzca la Comisión no podrá ser trasladada a autoridades judiciales para ser utilizada con el fin de atribuir responsabilidades en procesos judiciales o para tener valor probatorio, ni las autoridades judiciales podrán requerírsela.

Pero, por otro lado, existe en Colombia El Centro Nacional de Memoria Histórica, el cual es un establecimiento público del orden nacional, adscrito al Departamento para la Prosperidad Social , que tiene como objeto la recepción, recuperación, conservación, compilación y análisis de todo el material documental, testimonios orales y los que se obtengan por cualquier otro medio, relativo a las violaciones ocurridas con ocasión del conflicto armado interno colombiano, a través de la realización de investigaciones, actividades museísticas, pedagógicas, entre otras, que contribuyan a establecer y esclarecer las causas de tales fenómenos, conocer la verdad y contribuir a evitar su repetición en el futuro.

Estamos al frente de tres organismos encargados de la verdad sobre el tema del conflicto armado y el acuerdo de paz: la JEP para buscar la verdad jurídica de los procesados por delitos en el conflicto, la Comisión de la Verdad con el testimonial de las personas que vincule a su proceso y el Centro Nacional de Memoria Histórica para reflejar la verdad documental para la historia del país. ¿En la práctica, cuál y cómo sabremos los colombianos cuál es la verdad verdadera?

Los requisitos de la paz han sido verdad, justicia, reparación y no repetición, todos los cuales quedarán en posición inestable si no hay una verdad verdadera. Con el agravante, ahora, que la Comisión de la verdad quiere perpetuar su influencia en el país mediante la creación de un comité de vigilancia por 7 años, para velar por cumplimiento de sus recomendaciones, como indica en el artículo publicado en El Colombiano el 8 de octubre de 2021, así:

“Después de que la Comisión de la Verdad termine su mandato en agosto del próximo año, se establecerá un Comité de Seguimiento y Monitoreo que velará por el cumplimiento de las recomendaciones que se hagan en el informe final sobre el conflicto armado.

Sin dar más detalles sobre quiénes lo integrarían o cómo operaría, la entidad advirtió que el pleno de los comisionados estuvo de acuerdo con su creación y que, de igual manera, coincidieron con que deberá extenderse por un período mínimo de siete años para “dar seguimiento y llamar la atención a la sociedad para trabajar alrededor de esas recomendaciones”.

No teníamos conocimiento de que la Comisión de la Verdad tuviera dichas facultades, sin tomar partido en este comentario de si su revelación de la verdad sí contribuirá a la tan cacareada” verdad, justicia, reparación y no repetición”. ¿No era esta la facultad del Centro de memoria histórica?, cuando proclama en su misión:

“Contribuir a la reparación integral y al derecho a la verdad, a través de la recuperación, conservación y divulgación de las memorias plurales de las víctimas, así como del deber de memoria del Estado y de todos los victimarios con ocasión de las violaciones ocurridas en el marco del conflicto armado colombiano, sin ánimo de venganza y en una atmósfera de justicia, reparación y no repetición”.

Al final, ¿los colombianos nos quedaremos con cuál verdad, la jurídica (JEP), la testimonial (Comisión de la Verdad) o la documental (Centro de memoria histórica)? Cada vez que se escucha a los representantes de estos organismos están hablando de verdades distintas y de contenido e implicaciones diferentes, así, lo que es verdad para unos no lo es para otros, o en la verdad misma, o en los hechos que la caracterizaron o en los participantes y sus circunstancias. La historia de Colombia, de nuevo, quedará en el vacío dejado por 60 años de conflicto armado, que aún continúa, a pesar del acuerdo de paz. ¿Cuál irá a ser la verdad verdadera que quede registrada en la memoria histórica del país?

viernes, 15 de octubre de 2021

EL ORIGEN DEL SOCIALISMO

 Comentario 19/10/2021

 

EL ORIGEN DEL SOCIALISMO

 

Por: Carlos Alberto Mejía C.
Ingeniero Industrial y Administrativo.
https://reflexiones-de-cam.blogspot.com/

 

Nota: los hechos históricos narrados en este documento han sido tomados de diferentes fuentes disponibles en la web.

Tradicionalmente, el socialismo es un sistema que, desde la antigüedad, exige la sustitución de la propiedad privada por la colectiva en los medios de producción y distribución, así como propende por la distribución igualitaria de la riqueza y la eliminación de las clases sociales, por lo cual, en la actualidad, se asocia con pensamientos políticos de extrema izquierda.

Los antecedentes del socialismo son tan antiguos como la propia historia de la humanidad, pero el término “socialismo” fue acuñado a principios del siglo XIX. De hecho, en las aportaciones de los socialistas utópicos (Robert Owen) y, sobre todo, en los escritos de Karl Marx (1818-1883) y Friedrich Engels (1820-1895) se hallan los antecedentes más inmediatos del pensamiento socialista moderno. Tanto para Marx como para Engels el socialismo es un estadio intermedio entre el capitalismo y el comunismo, un tipo de transformación que le sucederá al capitalismo, del mismo modo que éste sucedió al feudalismo. Según la interpretación marxista, el capitalismo será derrotado y el socialismo surgirá como consecuencia de la lucha de clases y las consiguientes revoluciones proletarias que las contradicciones internas del propio sistema capitalista generan.

Es más, para ambos autores, el fin del socialismo es satisfacer las necesidades materiales y culturales de toda la sociedad y de cada uno de sus miembros, atendiendo al desarrollo de manera planificada de la economía nacional e incrementando la productividad del trabajo social, donde cada uno aporta según su capacidad y su conocimiento para beneficio de todos.  Supuestamente, el socialismo al satisfacer esas necesidades elimina las clases sociales, pero no las diferencias entre los ciudadanos. Bajo esta perspectiva, la economía socialista se apoya en la propiedad estatal, que pertenece al pueblo a través del Estado, quien representa la colectividad. Es decir, en general, las empresas tales como las relacionadas con la industria, el transporte, las comunicaciones, el comercio y la agricultura deberían ser estatales, dejando a los particulares el consumo, así muchos productos en su producción y comercialización son exclusivos del Estado.

El modo de producción socialista, en otras palabras, hace referencia a un sistema de producción en el que los medios de fabricación se basan en la propiedad social y no la privada. Es decir, para Marx, los medios de producción en una sociedad capitalista están en manos de una clase dominante que explota al proletariado. Así, el modo de producción socialista sucede al modo de producción capitalista, dotando a los trabajadores de los medios para generar sociedades más justas y enfocadas al beneficio social y colectivo. Para Marx, además, el modo de producción socialista será el modo de producción alcanzado por aquellas sociedades más desarrolladas y avanzadas.

Este modo de producción, en el que se basa el sistema socialista, destaca entre sus características la abolición de la propiedad privada. No obstante, además de esta característica, su teoría incluye otra serie de propiedades que mencionamos a continuación y supone principios aplicados tales como: propiedad colectiva, sistemas igualitarios, igualdad económica, social y política de los individuos, supresión de la competencia privada por una economía planificada, fijación de precios, control económico total y absoluto del Estado, trabajo y salario en función de las necesidades de las familias en todos los modos de producción. La desaparición del modo de producción capitalista derivaría en la supresión de la lucha de clases. En este sentido, los trabajadores poseerían los medios de producción a través del Estado, impidiendo que la clase dominante generase plusvalías mediante la llamada “explotación” de la fuerza laboral. Por tanto, Marx consideraba la economía socialista como una fase más avanzada que la economía capitalista.

Entre las críticas más comunes al concepto podemos destacar varios temas muy relevantes, por ejemplo: la falta de incentivos en el trabajo, al estar hablando de sistemas igualitarios, también la pérdida de libertad económica, pues hablamos de sistemas en los que no existe la libertad para la iniciativa privada y la concentración del poder en manos del Estado. Ahora, ¿quién es el Estado o por quién está representado?, en los gobiernos socialistas y comunistas no hay partidos políticos, el partido es único y su comité central también es único y todopoderoso (son verdaderas camarillas), lo cual lo hace más lejano al poder real de los trabajadores.

Muchas críticas, adicionales, se centran en ese poder del Estado que pierde la sociedad, tales como: la inadecuada asignación de los recursos (politiquería y corrupción) por parte del Estado, como se ha demostrado en muchos países de corte comunista. Además, la incapacidad del Estado para controlar los precios de todos los recursos, de los bienes y de los servicios en un mercado que se caracteriza por ofertas y demandas variables a través del tiempo y de los ciclos de producción, expansión y depresión.

Entre los países más reconocidos en el mundo de corte socialista está la experiencia de China con su modelo híbrido de partido único de tipo comunista, pero con libertad de empresas y mercados, donde se han producido un gran desarrollo económico y un progreso social y científico notables, aunque hay grandes masas en la pobreza todavía, como sucede también en las economías capitalistas quienes tampoco han logrado solucionar los niveles de pobreza en forma realmente notable, con algunas excepciones como en los países nórdicos de economía de mercado (Suecia, Noruega, Dinamarca, por ejemplo).

Las demás experiencias cercanas o las más conocidas como las de Cuba, Nicaragua, Venezuela y Argentina, han constituido un desafortunado experimento. Se destaca Corea del Norte por su desarrollo militar, pero la más absoluta pobreza en su población. El caso de Rusia y sus antiguos aliados en la URSS demuestran avances notables, tanto económicos como militares, pero con grandes carencias sociales y pérdida de libertades individuales.

En todos estos países, además, con gran conflicto político por el modelo estatista que privilegia a las camarillas de gobierno y concentra el poder y los recursos económicos. En nuestra opinión no son realmente ejemplos para copiar. Como decía Winston Churcill: “el socialismo es la filosofía del fracaso, el credo de la ignorancia y la prédica de la envidia, que tiene como única virtud inherente la distribución igualitaria de la miseria”.

martes, 12 de octubre de 2021

EL ORIGEN DEL CAPITALISMO

 Comentario 12/10/2021

 

EL ORIGEN DEL CAPITALISMO

Por: Carlos Alberto Mejía C.
Ingeniero Industrial y Administrativo.
https://reflexiones-de-cam.blogspot.com/

Nota: los hechos históricos narrados en este documento han sido tomados de diferentes fuentes disponibles en la web.

El capitalismo es un sistema económico en el cual los individuos y las empresas llevan a cabo la producción y el intercambio de bienes y servicios mediante transacciones en las que intervienen los precios y libre mercado, integrados por la oferta y la demanda. El principio básico es que las dos variables interactúan mutuamente, si hay demanda, habrá una oferta buscando satisfacerla, y si se presenta al mercado esa oferta es por la convicción del empresario que existe una demanda por satisfacer, de lo contrario no produciría ni ofrecería sus bienes o servicios.

El capitalismo, como sistema económico, apareció hasta el siglo XIII en Europa, sustituyendo al feudalismo. El camino hacia el capitalismo a partir del siglo XIII fue allanado gracias a la filosofía del Renacimiento y de la Reforma, movimientos que facilitaron la aparición de los modernos estados nacionales. Del mismo modo, las expediciones de los siglos XV y XVI fomentaron el comercio, sobre todo tras el descubrimiento del Nuevo Mundo. Dos acontecimientos propiciaron la fundación del capitalismo moderno, en la segunda mitad del siglo XVIII: el pensamiento de los franceses sobre la necesidad de una baja intromisión del Estado para el buen desarrollo de la economía y la publicación de las ideas de Adam Smith en su libro “La riqueza de las Naciones”. Ambas corrientes apostaban por un orden económico alejado de la intervención del Estado, un argumento que favoreció el inicio de la revolución industrial, la cual logró su mayor apogeo en el siglo XIX.

Sin embargo, las inhumanas condiciones de trabajo que caracterizaron este período llevaron a que surgieran numerosos críticos del sistema. El primero en desarrollar una teoría coherente en contra fue Karl Marx, quien atacaba la propiedad privada de los medios de producción. No obstante, el capitalismo siguió prosperando para convertirse en el principal sistema socioeconómico mundial de la época.

La mayor prueba que tuvo que superar el capitalismo se produjo a partir de la década de 1930, con la Gran Depresión. Superada esta crisis, la conducta consumista de la sociedad generó una enorme expansión económica. Sin embargo, a principios de la década de 1960 la inflación y el desempleo empezaron a hacer estragos en todas las economías capitalistas. Más adelante, los crecientes costes de la energía -en especial del petróleo- fueron la principal causa de grandes recesiones, de nuevo en 2001 y entre 2007 a 2012, en estos períodos agravadas además por la crisis hipotecaria de los EE UU y por las burbujas de las punto-com.

La esencia del capitalismo es, precisamente, el binomio de la conducta del empresario y la del consumidor, así: el empresario, en la búsqueda de sus ganancias, crea, innova, desarrolla y produce bienes y/o servicios, los cuales son la solución de necesidades o aspiraciones para los consumidores, este es un ciclo virtuoso y continuo que se autogenera sucesivamente a través de otras innovaciones, mejoramientos y soluciones y, por supuesto, nuevas demandas y consumos.

Históricamente en el mundo se han ensayado diferentes modelos de capitalismo, con características, resultados, ventajas y defectos singulares, en todos los casos sin apartarse del libre mercado y de la iniciativa privada, así:

Capitalismo de Estado:

En ciertos períodos económicos o en ciertos servicios que tienen alta importancia social o estratégica, si bien los particulares tienen total libertad de empresa, el Estado se reserva la posibilidad o la efectiva intervención creando empresas estatales, inclusive, algunas de las cuales pueden llegar a listarse y cotizar en Bolsa para que los particulares pueden invertir también en ellas. Un buen ejemplo sería el caso de Ecopetrol en el país. Sin embargo, si demasiadas empresas estratégicas o de mayor tamaño dependen del Estado hay la tentación de llegar a un modelo de tipo socialista, más que de tipo capitalista.

Capitalismo de las Oligarquías:

Este es el caso de la concentración de la riqueza empresarial en manos de unos pocos, y detrás de ella el poder, lo cual crea enorme desigualdad y falta de oportunidades para muchas personas y aún para el buen funcionamiento del Estado, quien, frecuentemente, se ve presionado o condicionado por los intereses y poderes oligárquicos. Se habla en muchos países del poder de los grandes grupos económicos como de naturaleza oligárquica, salvo en el caso de existir, en realidad, muchos y diversos grupos económicos quienes compiten ampliamente en los mercados con beneficio para toda la comunidad, no importando que tan grandes sean.

Capitalismo de las grandes firmas:

No es tan poco democrático como el anterior, pero se concentra buena parte de la economía, de los medios de producción, distribución, comunicación, servicios y consumos en unas pocas firmas demasiado grandes, frecuentemente multinacionales, las cuales pueden escapar al control de los Estados y producir efectos indeseables, si bien hacen aportaciones sensibles y significativas al desarrollo científico, tecnológico y económico de los países, así como de su crecimiento económico y social.

Capitalismo empresarial:

Este es el caso de disponer de un amplio y muy diversificado espectro de firmas con diferentes tamaños y en distintos sectores y geografías. Este modelo es considerado el más exitoso y el que más oportunidades crea, mayor equidad genera y más crecimiento permite desarrollar, con beneficios para toda la comunidad.

Es bueno advertir y convenir que, no importando el modelo de capitalismo desarrollado en un país, siempre hay y se requiere la intervención del Estado para evitar que las leyes del mercado se desborden y afecten la competencia sana o el interés de los consumidores y por esta vía toda la economía. El modelo capitalista es, por lo tanto, compatible con gobiernos democráticos. Pese a las crisis que desencadenan los ciclos económicos recesivos, el capitalismo, como sistema económico y político, ha demostrado ser un sistema efectivo, el cual, gracias a la iniciativa privada, el impulso de la productividad y la competencia, ha llevado el bienestar a muchos países, que se han adaptado a su modelo y que han generado riqueza, la cual ha permitido establecer medidas sociales en la búsqueda de condiciones de mayor equidad y bienestar de toda la sociedad.

sábado, 9 de octubre de 2021

LA MÁQUINA DEL CRECIMIENTO

 Comentario 11/10/2021

 

LA MÁQUINA DEL CRECIMIENTO

 

Por: Carlos Alberto Mejía C.
Ingeniero Industrial y Administrativo.
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Muchas de las teorías económicas y políticas hacen énfasis en el crecimiento de las economías como la mejor solución para superar los problemas del subdesarrollo, los del desempleo, los de bajos ingresos per cápita y los de la falta de oportunidades.

En efecto, uno de los objetivos centrales de los modelos económicos capitalistas, fundamentados en el libre mercado y en la iniciativa privada, es, precisamente, cómo afianzar un crecimiento económico, dinámico, vigoroso, sostenible y persistente, más que apoyarse en la función pública quien se relega a las labores de carácter social, de defensa o de relaciones exteriores, a actividades donde se requieren subsidios para poder desarrollarse o, finalmente, donde no está presente el sector privado por no resultar atractivo en su rentabilidad, si bien es necesario para la comunidad.

Justamente los principios de las democracias liberales y del modelo económico capitalista, están, por excelencia, fundamentados en el crecimiento. De hecho, el capitalismo requiere de un continuo crecimiento para poder desarrollarse: es imperativo vender más productos o servicios, innovar continuamente, estimular a mayores niveles de consumo, todo lo cual permite crecer, avanzar, diversificarse y progresar.

Este pensamiento no es sólo de origen económico, es una respuesta a la lógica social y a la conducta de los seres humanos. Las personas requieren bienes o servicios por su conveniencia, su necesidad, su comodidad, su estatus, o sus prácticas y costumbres de vida, inclusive, en ocasiones, por su propia cultura.

Para los individuos muchas de las cosas que poseen son una prolongación de su personalidad, con lo cual esos bienes les generan la sensación de bienestar y de seguridad psicológica ante los demás. De hecho, comprar cosas o tener cosas los “libera” de las vicisitudes cotidianas que pueden atravesar, les crea la ilusión de bienestar y de progreso. No pocas campañas publicitarias acuden a mensajes explícitos o subliminales para estimular el consumo, activando estas motivaciones.

Así, el consumo se retroalimenta continuamente, la conducta humana, en general, es la de tener más o poseer más, de ser posible, y según los ingresos de cada quien. Estas motivaciones son parte esencial del capitalismo, el ansía de consumir más, y esto trae como respuesta la innovación empresarial para llenar esa aspiración.

En la práctica, la motivación de un empresario en un sistema de libre mercado es, por supuesto, el lucro, y como se dice frecuentemente, las utilidades son la “gasolina” del crecimiento. En pocas palabras maximizar la utilidad es el objetivo de todo productor de bienes o prestador de servicios que actúe bajo el ánimo de generar ganancias y, por esa vía, de crecer y progresar.

Los empresarios pueden maximizar sus ganancias por dos caminos fundamentales: incrementando los ingresos o disminuyendo los egresos, o ambos simultáneamente, los cuales son conceptos afines al pensamiento capitalista. Veamos:

Los ingresos, por supuesto, dependen de las ventas, los precios de venta, la diversificación en clientes, productos y territorios, el éxito de campañas y promociones, de los canales de distribución físicos o virtuales y del reconocimiento de la marca. Todo esto, por supuesto, significa retos e inventiva, innovación y dinámica comercial.

El caso más complejo es el de la reducción de costos, dado que costos más bajos requieren mayor eficiencia y mejor productividad, y esto significa, frecuentemente, mejores o distintas tecnologías, equipos más modernos, materias primas diversas o conocimientos diferentes. Justamente, la raíz de muchas innovaciones surge de estos tipos de esfuerzos. Sin embargo, las reducciones de costos tienen sus límites dado que también dependen del costo de la mano de obra y de muchos insumos (energía, por ejemplo), que no suelen decrecer en términos reales, lo cual lleva a que un énfasis en reducción de costos, por sí sólo, no producirá los mejores resultados, en la práctica se necesita el esfuerzo combinado de reducción de costos y del mejoramiento de los ingresos para maximizar la utilidad.

Una reflexión importante de la dinámica de maximizar las utilidades es el mejoramiento continuo o la innovación, necesaria para mejorar la competitividad, la calidad, la aceptación de los productos o simplemente para superar a los rivales por la vía de hacer algo distinto o diferente.

En consecuencia, en el sistema capitalista de producción y comercialización se está en un continuo circuito de construcción, innovación, obsolescencia, y nueva construcción de bienes o servicios. Con esto se mejoran los procesos productivos y se llenan cada vez más las aspiraciones humanas de comprar y poseer de las cuales hablamos al inicio. Esta es parte de la dinámica fundamental del crecimiento como enfoque de corte democrático liberal capitalista.

Por su parte, los empresarios también estimulan esta dinámica con la reinversión de todas o parte de sus utilidades, con la motivación de: mantener o mejorar la calidad de su producto, incrementar la eficiencia y la productividad, desarrollar innovaciones, versiones y variedades, ampliar su mercado o diversificar sus canales y accesos, para facilitar a sus clientes la adquisición de los bienes y/o servicios y, por supuesto, para generar nuevas e incrementales utilidades.

En síntesis, la máquina del crecimiento continuo es el diseño del sistema de libre mercado, con libertad de iniciativas privadas y múltiples concurrentes nacionales o extranjeros, tanto de oferentes como de demandantes. Por supuesto, como todo sistema económico, el libre mercado con iniciativa empresarial no está exento de momentos de dificultad, como son los períodos de recesión o depresión, los cuales, una vez superados, de nuevo retoman sendas de expansión, crecimiento y bienestar.

lunes, 4 de octubre de 2021

LA DISTRIBUCIÓN DE LA RIQUEZA

 Comentario 04/10/2021

 

LA DISTRIBUCIÓN DE LA RIQUEZA

 

Por: Carlos Alberto Mejía C.
Ingeniero Industrial y Administrativo.
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Una de las discusiones más enconadas entre los partidos políticos, los gobiernos, las ONG, las instituciones multilaterales, los empresarios y en general la ciudadanía, es el tema de la distribución de la riqueza como método idóneo para superar la pobreza. Los argumentos van y vienen, especialmente en las épocas preelectorales, donde se agitan las banderas de la equidad, la igualdad y el bien común, como necesidades urgentes e incuestionables en los respectivos países. Vamos por partes:

Es cierto que un problema de pobreza persistentemente alto crea condiciones de desigualdad e inequidad insufribles, por lo cual todos los países hacen ingentes esfuerzos para superarlos y conducirlos, al menos, a niveles más razonables. Tanto por motivos de equidad con los pobres para generarles mejores condiciones de vida y acceso a oportunidades productivas, como por conveniencia para toda la comunidad, quien, de otra forma, deberá subsidiarlos y evitar que se vuelvan cordones de miseria y potencial inseguridad.

Sin embargo, siempre existirán personas más pobres y otras más adineradas, inclusive, aunque nos parezca increíble, hay personas que prefieren ser pobres, como está ocurriendo en los EE. UU., por ejemplo, donde los subsidios por la pandemia han llevado a muchos ciudadanos a preferir vivir del subsidio que a trabajar y tener un mejor ingreso y bienestar. En ese país, no hay muchas personas desempleadas dispuestas a trabajar y multitud de empresas declaran tener plazas de trabajo en las cuales pasan meses buscando proveerlas y no lo logran, conduciendo a la contradicción de tener que verse obligados a automatizar muchos procesos y oficios, dado que no se encuentran trabajadores para realizarlos, con lo cual se agravará más el mundo de los desempleados y el de la pobreza.

Es una extraña mentalidad, pero así es, así ocurre y no tiene más explicación que la vida muelle, la desidia, la pereza o el conformismo. Por eso es, entre muchas otras razones, que USA quiere limitar la inmigración, para no tener más “cargas” en la sociedad donde unos pocos trabajan y muchos pretenden vivir del trabajo de los demás, dado que el pago de sus subsidios por pobreza o desempleo salen del erario público quien se financia con recursos de impuestos de las personas y empresas que sí tienen una actividad productiva y quienes sí aspiran a mejorar su nivel y calidad de vida, realizar su sueños y lograr sus aspiraciones para ellos, sus familias y relacionados y para toda la comunidad, por supuesto. Lo mismo está ocurriendo en otros países.

Ahora, distribuir la riqueza por razones de equidad es nivelar a todos en mayor pobreza, dado que quienes pagan impuestos, cada vez tendrán que ser mayores en número de contribuyentes y en el valor de sus contribuciones, para poder subsidiar a las crecientes masas de desempleados, desocupados, vagos o a los realmente en condición de pobreza o vulnerabilidad.  Por esta vía se ahuyentará la inversión y el deseo de permanecer en actividades productivas en un país, dado que los impuestos de diferentes naturalezas gravan severamente los ingresos familiares y/o los empresariales y afectan el interés y la decisión de tener más, mejores o diversas actividades productivas

Ni hablar de las empresas y sus empresarios, quienes son los verdaderos generadores de empleo, de inversión, de adopción de tecnologías y de mejoramiento de la  eficiencia y la productividad, y buscan condiciones competitivas en sus países para poder ser jugadores eficaces en un mundo globalizado, y es claro, como la evidencia lo demuestra, que el mayor polo de atracción de la inversión nacional o extranjera son los bajos impuestos y, en sentido contrario, entre las causas de mayor desánimo de la inversión son los altos impuestos, los altos salarios, la falta de seguridad jurídica o los elevados índices de violencia. Hay que agregarle a esta reflexión que, generalmente, buena parte de los impuestos terminan por caer en manos de malos gobiernos o partidos avariciosos, grupos de corruptos y decisiones y acciones de despilfarro o coimas para favorecer ciertos beneficios.

La única alternativa viable, conveniente, posible y de menos contradicciones es que la riqueza se reinvierta en el crecimiento y el desarrollo económico del país y por esa vía muchas más personas tengan acceso a niveles de educación de mejor calidad, a ocupaciones de mayor reto profesional, a mejor remuneración y dispongan de acceso a la iniciativa e innovación del sector privado, con beneficios para toda la comunidad. Por supuesto, más crecimiento económico combinado con niveles de impuestos razonables, generará más recursos para los gobiernos nacionales, departamentales o municipales, para apoyar el mejoramiento del país, sus regiones y municipalidades y además para apoyar las necesidades sociales, entre ellas, la pobreza, pero con generación de oportunidades más que de nuevos o diversos subsidios o auxilios, los cuales, como hemos dichos, terminan siendo perniciosos e inconvenientes.

En esta época electoral que se avecina, se agitarán las ideas de la pobreza y el cómo superarlas, con dos pensamientos contrarios, los movimientos de izquierda exigirán la distribución de la riqueza como solución y los movimientos de centro y derecha, solicitarán la fórmula del crecimiento y el desarrollo económico, como la alternativa idónea frente a la pobreza. Cada ciudadano debe tomar posición sobre qué es lo que prefiere para el gobierno y el desarrollo del país y dónde se encuentran los mejores y mayores niveles de oportunidad, equidad, bienestar, empleo, ocupación, progreso y mejoramiento de la calidad y de los niveles de vida de todos sus ciudadanos.

ECONOMÍA RESILIENTE Y MAL GOBIERNO

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