Comentario 07/03/2023
¿REDISTRIBUCIÓN
DE LA RIQUEZA O DEL CRECIMIENTO?
Por: Carlos Alberto Mejía C.
Ingeniero Industrial y Administrativo.
https://reflexiones-de-cam.blogspot.com/
Dos
grandes enfoques sobre los países han estado en boga en los modelos de
desarrollo social y económico que han tenido una significativa notoriedad en
los últimos años: la redistribución de la riqueza o la redistribución del
crecimiento[1].
En una forma sucinta veamos qué significan cada uno de ellos en sus
características y cualidades.
Para
buscar disminuir las desigualdades, sin salirse de una economía de corte
capitalista, el mayor exponente del modelo de distribución de la riqueza son
los países de la comunidad europea de naciones, cuyo enfoque obedece a los
llamados Estados de Bienestar, según los cuales, los Estados tienen que velar
por el bienestar de las personas, en su salud, educación, protección para la
vejez y bienestar social (deporte, recreación y cultura), independientemente
del crecimiento económico de sus respectivas economías. Como resultado, la
economía europea lleva muchos años de un bajo y lánguido crecimiento económico
(PIB), si bien ha disminuido la desigualdad.
Por
el otro lado, hay países que, sin perder de vista la disminución de las
desigualdades, le ha apuntado al crecimiento económico, para generar más
oportunidades, tales que permitan que todos los individuos puedan acceder a
niveles de calidad de vida superiores y, por supuesto, al cubrimiento de sus
necesidades básicas en salud, educación, vejez y bienestar social. Nos
referimos a los países del sudeste asiático donde existen altísimos niveles de
PIB per cápita (Taiwán, Singapur, Malasia, Corea del Sur, etc.). Todos estos países
les apuntaron a modelos económicos y sociales basados en el crecimiento con
economías abiertas.
Un
caso un poco diferente, pero basado también en el crecimiento es el de China,
quien, conservando un fuerte control político en su gobierno con partido único,
logró salir de grandes niveles de pobreza apuntándole al crecimiento económico[2], con lo cual ha logrado
crear una amplia clase media, si bien persisten niveles de desigualdad entre
sus ciudadanos. Su preocupación no fue salir de la pobreza distribuyendo la
riqueza existente, sino crear más riqueza a partir del crecimiento para,
efectivamente, disminuir la desigualdad y la pobreza. De hecho, este inmenso
país hoy posee grandes empresarios, los cuales están invirtiendo por todo el
mundo para diversificar su economía y capturar nuevas oportunidades de
crecimiento y desarrollo.
En
Colombia tenemos la tendencia a pensar en el Estado benefactor, donde se espera
que el presupuesto público les resuelva a las personas sus necesidades básicas,
mediante un pensamiento centrado en la distribución del ingreso y la riqueza.
De hecho, esta manera de pensar invade, también, a algún grupo de empresarios
del sector privado quienes esperan que sea el Estado quien les genere
oportunidades de desarrollo y les solucione los problemas cuando algún sector
económico no va bien, tiene dificultades o está en fase declinante de su
negocio. Por supuesto, algunos de los partidos políticos y de los funcionarios
corruptos son favorecedores de un Estado fuerte, benefactor, interventor y
proclive a la corrupción y la politiquería. Como resultado en Colombia tenemos
una economía endeble, con insuficiente crecimiento económico, un PIB per cápita
aún muy bajo y un nivel de desarrollo débil. De hecho, el Estado ha acumulado
grandes déficits y elevado el endeudamiento, y sectores como los de salud,
pensiones, infraestructura, servicios comunitarios, etc. son deficitarios o
insuficientes para las necesidades del país.
Colombia
está estrenando nuevo gobierno, el cual tiene la oportunidad de cambiar
paulatinamente las cosas, para empoderar al sector privado y sus ciudadanos y
disminuir la injerencia del Estado, concentrando sus esfuerzos en crear
condiciones que favorezcan el desarrollo y el crecimiento de las empresas y los
empresarios formales o informales y, por esta vía, a toda la comunidad. Sin
embargo, el plan del gobierno pasa por hacer más fuerte al Estado como
prestador de servicios de alto impacto para la comunidad y con una fuerte
injerencia en el sector privado a partir de la regulación, las políticas, las
normas y los tributos. Además, con un discurso anti empresarial que crea odios
y rechazo entre trabajadores, empleadores y Estado, la llamada lucha de clases.
Esto
no debe ser así y requiere, por supuesto, un cambio de mentalidad y de conducta
frente al Estado y frente al desarrollo de los negocios. Es el empresario quien
tiene que hacer empresa y es el estado quien tiene que crear condiciones
favorables para hacer empresas exitosas, sin un intervencionismo ni dirigismo
de la economía. No es fácil cambiar este “chip”, pero los ejemplos que hemos
dado de los países asiáticos demuestran que sí es posible. Hay que crear
cultura, mentalidad y tener un poco de sacrificio mientras el camino se
“endereza”.
El
Estado Colombiano y sus ciudadanos no pueden seguir con una visión
paternalista, asistencialista y proteccionista de la misión del Estado frente a
la economía y a los problemas sociales. Subsidios y beneficios sólo donde sea
indispensable la acción del Estado. Este debe concentrarse en crear condiciones
adecuadas para que la economía crezca muy bien y por esta vía generar
oportunidades para todos. Acabar la desigualdad y la pobreza completamente no
será posible nunca, pero, con seguridad, habrá menos pobres y menor pobreza,
más clase media y más oportunidades, con gente más preparada para capturarlas.
Necesitamos más empresarios y más empresas, que hagan empresa formal o
informal, sin esperar que el Estado la haga por ellos.
[1] Nos
referimos a modelos de economía abierta, de tipo capitalista, con propiedad y
libertades privadas y con preeminencia del sector privado, antes que del
Estado.
[2] “No
importa de qué color sea el gato, con tal que cace ratones” decía Deng
Xiaoping, para significar que no era tan importante si el modelo económico era
capitalista o socialista, lo importante para él era que sí funcionara, es
decir, generará crecimiento, progreso y bienestar para todos los ciudadanos.
Deng ascendió gradualmente al poder supremo y condujo a China a través de una
serie de reformas de mercado, lo que le valió la reputación de "Arquitecto
de la China Moderna"
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